El acné es una alteración en los canales de los folículos de la piel.
Cuando en este folículo se crea un tapón, se genera una inflamación que es lo que se conoce como foliculitis y posteriormente una infección provocada por la bacteria propionibacterium acnes dando lugar a las conocidas espinillas o granos.
La causa principal de la aparición de esta patología es la obstrucción de los poros que tenemos en la piel, pero ¿por qué se produce ese taponamiento? Pues bien los factores más comunes que dan lugar a este taponamiento son:
- Generación excesiva de sebo por parte de las glándulas sebáceas.
- Cambios en los niveles de hormonas de nuestro cuerpo que puede ser ocasionados por la pubertad, el embarazo, la menstruación, el estrés o métodos anticonceptivos orales.
- Sudoración excesiva.
El acné no es un trastorno de gravedad pero puede dejar cicatrices a la larga si no lo tratamos adecuadamente. El plasma rico en plaquetas es una de las terapias de elección para el tratamiento de heridas y cicatrices. Los factores de crecimientos y los nutrientes que forman el PRP generan un estímulo en las células de nuestra piel aumentando la producción y los depósitos de colágeno que es lo que sufre un mayor daño en las cicatrices, por tanto ayuda a la regeneración de la piel lesionada auto reparándose. Al promover la creación de nuevos vasos y capilares sanguíneos esto ayuda también a mejorar la textura de la piel.
¿CÓMO SE REALIZA EL TRATAMIENTO PARA EL ACNÉ CON PLASMA?
La obtención del plasma rico en plaquetas siempre se realiza, mediante una extracción de sangre rutinaria se obtiene la muestra y se centrifuga. Una vez centrifugada la sangre esta se separa en todas sus partes en función de las distintas densidades, de esta manera se puede seleccionar la parte que interesa que es aquella en la cual el plasma contiene mayor concentración de plaquetas.
Una vez se tiene el plasma se infiltra en la zona de mediante pequeñas inyecciones con una aguja muy pequeña que se realiza con una pistola que va inyectando la sustancia de forma continua y a la misma profundidad preestablecida.
El protocolo habitual consta de 3 sesiones por tres meses consecutivos, aunque esto depende mucho de la valoración que el profesional realice en cada caso concreto. Dependiendo de la cantidad de cicatrices y su profundidad se van a necesitar más o menos tratamientos.