En este artículo de El Mundo se explica la importancia del magnesio en nuestra dieta.
La doctora María Amaro, especialista en nutrición de Clínica Dermatológica Internacional (CDI), nos explica cuáles son las funciones de este mineral esencial para el buen funcionamiento de nuestro organismo
Todo el mundo habla del magnesio, de la importancia de su presencia en los niveles adecuados en nuestro organismo. Pero, ¿sabemos realmente qué es y cuáles son esas funciones que hacen de él un tesoro para nuestra salud? “El magnesio es un mineral esencial y uno de los más abundantes en el cuerpo humano. Pilar de nuestra salud, su protagonismo es clave en más de 300 procesos fisiológicos. Es fundamental tanto para el rendimiento muscular y nervioso, la producción de energía, la formación y el mantenimiento de huesos y dientes como para el funcionamiento del sistema inmunitario. Además, contribuye a la síntesis de proteínas, metabolismo energético y regula los niveles de azúcar en sangre y la presión arterial”, explica la doctora María Amaro, especialista en nutrición de Clínica Dermatológica Internacional (CDI).
Pero aún hay más. “Los beneficios del magnesio incluyen: favorecer un sueño profundo y reparador; ayudar a controlar la ansiedad; reducir el cansancio y la fatiga; facilitar la digestión y el tránsito intestinal; prevenir la inflamación crónica y mantener una piel saludable”.
Su ausencia o ingesta insuficiente pueden causar estos síntomas que enumera la doctora Amaro: “Los síntomas y señales de una deficiencia de magnesio pueden presentarse de diversa manera. Muchas veces son inespecíficos, aunque en casos graves se manifiestan muy claramente. Los más frecuentes son: pérdida de apetito, calambres y espasmos musculares, (especialmente, en piernas y en pies que normalmente ocurren por la noche); debilidad y fatiga persistente debido a las deficiencias en la producción de energía celular; estreñimiento; temblores o sacudidas involuntarias por hipersensibilidad neuromuscular; problemas de sueño como insomnio o despertares nocturnos; irritabilidad, ansiedad; cambios en el estado de ánimo relacionados con la regulación de los neurotransmisores; dolores de cabeza y migrañas muy frecuentes; alteraciones del ritmo cardíaco como arritmias o palpitaciones; entumecimiento u hormigueo en extremidades; y, en casos muy severos, puede aparecer confusión, convulsiones y cambios a la presión arterial”.
Amaro advierte de que “en sectores de la población determinados, como niños, adolescentes, embarazadas, deportistas y personas mayores, la deficiencia puede provocar o agravar enfermedades como la hipertensión, la diabetes tipo 2, osteoporosis o problemas cardiovasculares”.
Vital para prevenir enfermedades y asegurar el buen funcionamiento de los sistemas básicos del cuerpo humanos, es esencial consumirlo en cantidad suficiente mediante una dieta equilibrada. “La ingesta diaria recomendada de este mineral varía entre los 310 y 410 mg según la edad y el sexo, aunque debería aumentar durante el embarazo y o la adolescencia”.
Aupado como uno de los complementos nutricionales esenciales, sobre todo, a partir de cierta edad, esta especialista nos recuerda cuáles son las fuentes naturales ricas en magnesio y que deberíamos incluir en nuestra dieta. “Legumbres, nueces, semillas (pipas de calabaza chía, lino y sésamo), cereales integrales, hortalizas de hoja verde, como por ejemplo la espinaca, frutas como el plátano y el aguacate, salmón, productos derivados de la soja, lácteos y alimentos fortificados”.
Antes de lanzarnos por nuestra cuenta a suplementarnos, esta doctora hace hincapié en la importancia de consultar a un especialista. “Lo primero, es fundamental diagnosticar adecuadamente la deficiencia mediante un análisis de sangre y consultar con un médico que prescriba el tratamiento adecuado que puede incluir suplementos orales o intravenosos en función de la gravedad del déficit”.
… visitar el periódico El Mundo
