Ni zumos détox, ni dietas milagro: cómo perder los kilos de estas vacaciones

por María Amaro

En este artículo publicado en EL MUNDO te damos pistas para perder los kilos que has engordado este verano.

La clave para recuperar tu peso es la sensatez

Recuperar tu peso habitual tras los excesos estivales, a no ser que la subida de kilos haya sido dramática, puede ser más fácil de lo que crees. La clave radica en aplicar la sensatez y priorizar la salud por encima de todo.

Volver no resulta sencillo. Sobre todo, si, al choque metal que puede suponer retomar la vida cotidiana (algo que, por cierto, no tendría por qué ser tan ‘doloroso’), se le añade el hecho fácilmente constatable de que los pantalones nos están tan reventones que parecen a punto de estallar o, directamente, ni nos abrochan. Los ‘pescaítos’, las cañas y los helados más las horas de ‘tumbing’ entraban fácil, pero, ay, que los que nos entramos ahora ni de coña en la ropa somos nosotros.

No pasa nada. Cero dramas. Lo primero que habría que recordar, tal y como nos dice cada año por estas fechas la nutricionista María Amaro, es que lo suyo es que, en cuanto retomemos esa vida cotidiana de la que tanto renegamos en ocasiones, “recuperemos nuestro peso habitual de forma natural“.

La cosa tiene su lógica: obviamente, en nuestro día a día habitual, no nos pasamos la jornada comiendo fritos, ni bebiendo cerveza y, aunque quizás no hacemos tanto ejercicio como deberíamos, nuestro NEAT se ‘reactiva’ (en teoría).

¿Qué es esto del NEAT? Pues en ZEN ya lo hemos contado en ocasiones anteriores. Tras estas siglas se esconde una cosa llamada Not Exercise Activity Thermogenesis, ese prodigio que nos brinda la naturaleza del que tan poco provecho sacamos con esta mala vida urbanita de coche, ascensor y silla que llevamos. Básicamente, se trata del gasto calórico que produce nuestro cuerpo llevando a cabo todas las actividades físicas cotidianas: caminar, subir escaleras, ir a la compra… ¡hasta respirar!

Pues bien, simplemente bastaría, en principio y si la subida de peso no ha sido ‘dramática’, con darle un poco más vidilla a nuestro NEAT -aparcando el coche, olvidándonos de los ascensores y las escaleras mecánicas, etc- para que nuestro organismo acelerara la quema de calorías y volviéramos ‘a nuestro ser’. Fácil, ¿no? Pues, ni eso hacemos.

Aunque lo suyo es que fuéramos un pelín más ambiciosos con nuestra salud y aprovecháramos el tirón de los buenos propósitos de la ‘vuelta al cole’ para engancharnos al deporte, a nuestro NEAT también le vendría de perlas, por cierto, que pusiéramos en práctica los consejos del farmacéutico y nutricionista Javier Fernández Ligero que, básicamente, lo que nos propone es aprovecharnos de los beneficios del ayuno intermitente (con sensatez): “Hacer una cena tempranera a base de proteínas de calidad (pescado, huevos), verduras, recurriendo a los hidratos de absorción lenta si tenemos planificado entrenar a la mañana siguiente, y romper el ayuno, al menos 12 horas después, con otra buena carga de proteínas y grasas ‘buenas’ (aguacate, salmón, etc), tras haber realizado algo de actividad física (aunque sea suave)”.

Batidos Détox

María Amaro nos ruega encarecidamente, una vez más, que no nos lacemos a la desesperada a los brazos de las dietas milagro es, según esta experta, lo peor que podemos hacer. “Nada de obsesionarnos o machacarnos con regímenes hipocalóricos bestiales. La única manera de perder esos kilos que hemos cogido tan rápidamente es aplicar el sentido común para conseguirlo de forma gradual y, sobre todo, saludable”.

Y, por mucho que en redes se nos dé la matraca con el temita y nos taladren con fotitos pintonas, nos recuerda que las dietas détox son una tomadura de pelo. “Los batidos y licuados détox, presuntamente, ayudan a limpiar al cuerpo de sustancias tóxicas o nocivas a través del consumo, fundamentalmente, de zumos de verduras y frutas. Sin embargo, esto no tiene ningún fundamento científico“.

Es más, aunque parezca una obviedad volver a señalarlo, esta especialista nos explica que, para depurarnos, “nuestro cuerpo ya tiene unos órganos específicos que, entre otros cometidos, se encargan de esa función: los riñones y el hígado. Mientras que los primeros nos ayudan a eliminar los tóxicos que tenemos en la sangre -llegan a filtrar hasta 1.700 litros a diario- a través de la orina, el hígado hace lo propio con diferentes toxinas y agentes patógenos además de encargarse de metabolizar el alcohol o los fármacos”.

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