Fecha de caducidad y conservación de los alimentos: ¿qué debemos de tener en cuenta?

por María Amaro

El coronavirus ha convertido un acto tan cotidiano como ir a la compra en una delicada misión en la que deben de priorizarse la eficacia y la salud más que nunca. Debemos intentar salir de casa lo menos posible y, por lo tanto, rentabilizar al máximo cada de una de nuestras visitas al supermercado.

La planificación es más importante que nunca. Obviamente, la cantidad de personas que habita en un domicilio es el primer factor que determina nuestra lista porque la velocidad del consumo no será la misma.

Partiendo de esa premisa, y en estos tiempos marcados por una acumulación obsesiva de comida, es vital estar muy pendientes de la correcta conservación de los alimentos frescos y de las fechas de caducidad de los envasados.

¿Qué tenemos que tener en cuenta en el caso de los primeros? Ante todo, que estén almacenados a la temperatura idónea. Los microorganismos patógenos crecen mejor a temperaturas templadas, mientras que a bajas, el crecimiento se vuelve más lento e, incluso, se detiene.

Las temperaturas idóneas para conservar los alimentos en frío son:

* En el congelador, por debajo de -18 ºC.

* En la nevera, las carnes y pescados deben mantenerse entre 1 y 4 ºC y el resto, entre 5 y 8 ºC.

¿Cómo debemos guardar los alimentos en la nevera?

Lo primero que deberíamos tener en cuenta es que, en general, la zona más fría del frigorífico es la que está en contacto con el congelador.

Cuando vengamos de la compra debemos seguir la cadena de frio y guardar en primer lugar los alimentos congelados.

Los alimentos frescos, como la carne y el pescado, tienen que estar en la zona más fría del frigorífico y las frutas y las verduras, en la menos.

Es recomendable intentar no amontonar la comida para que ‘respire’ y podamos vigilar si hay algo en mal estado y para poder tirarlo.

Respecto a la comida cocinada, no hace falta que se enfríe fuera de la nevera, simplemente con que deje de quemar ya se puede guardar en el frigorífico, solo así evitaremos que se estropee.

FECHA DE CADUCIDAD

La fecha de caducidad implica que, una vez rebasado el día, mes o año impresos en el producto, éste podría causar daños en nuestra salud. Si se ha alcanzado, por tanto, ese producto no se debería ingerir.

Se usa en alimentos frescos, que necesiten frío o perecederos.

Una vez abierto, es indispensable seguir los consejos indicados en el envase, tales como “consumir a los tres días de ser abierto” o “congelarlo para extender su vida útil”.

En cambio la fecha de consumo preferente indica que el producto ya no ofrece, a partir de ese momento, la plena calidad que debería. Puede haber perdido alguna de sus cualidades o no ser enteramente satisfactorio.

Esto quiere decir que pueden verse alteradas sus características organolépticas (olor, sabor,..). En la etiqueta aparece la leyenda “consumir preferentemente antes del…” seguida de la fecha con día y mes, mes y año o sólo año.

Se utiliza en una gran variedad de productos congelados, secos, conservas y latas.

La fecha de consumo preferente solo será válida si conservamos el producto acorde a las indicaciones del envase (por ejemplo, en un ambiente frío y seco). Una vez abierto, hay que tratar el producto como fresco y seguir el consejo de “consumir a los tres días de ser abierto”.

Usar los sentidos (vista, olor y gusto) también es muy útil para evaluar si un producto pasado de fecha de consumo preferente sigue siendo seguro. El moho, el olor desagradable o el mal sabor son señales de que algo ya no está bien.

Por ejemplo, en el caso de los huevos para saber si están en mal estado, pueden ponerse en un cuenco con agua y, si se sumergen están bien; si flotan está mal y debemos tirarlos.

Los botes o latas abombadas o deterioradas deben evitarse, así como los productos congelados en los que la cadena del frío se haya roto.

También los alimentos en los que se detecten olores, sabores o colores anómalos.

Quedan excluidos de la obligación de mencionar una fecha límite, bien sea de caducidad o de consumo preferente, los siguientes productos:

1. Frutas y hortalizas frescas, incluidas las patatas que no hayan sido peladas o sometidas a cualquier tratamiento.

2. Vinos, vinagres y otras bebidas alcohólicas hechas a base de uva o mostos de uva.

3. Bebidas con graduación superior a 10º.

4. Bebidas refrescantes, zumos de fruta y néctares en envases de más de 5 litros destinados a colectividades.

5. Los productos de panadería o repostería que por su naturaleza se consumen normalmente en el plazo de 24 horas.

6. Sal de cocina y azúcar.

7. Vinagre

8. Miel

9. Chicles y productos similares

ALIMENTOS QUE PUEDEN CONSUMIRSE MÁS ALLÁ DE LA FECHA DE CADUCIDAD

Yogur: Ya no caducan a los 28 días. Tras los cambios presentados por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, el yogur tiene actualmente fecha de consumo preferente, aunque los fabricantes consideran necesario mantener la fecha de caducidad, pudiéndose ésta alargar de los 28 a los 35 días.

¿Hasta cuándo podemos estar seguros de que está en buen estado? El yogur se elabora a partir de leche fresca pasteurizada que, después de pasar por un proceso de fermentación, se convierte en un producto ácido. La combinación temperatura-acidez dificulta el crecimiento de microorganismos perjudiciales para la salud.

Es importante tener en cuenta que en este caso será imprescindible respetar las condiciones de conservación (no romper la cadena de frío en ningún momento del proceso) y seguir las recomendaciones de uso.

Sin una fecha de caducidad establecida, es decisión del consumidor si lo toma. En este caso, deberemos tener en consideración estos aspectos: no esté deformado; no tenga un olor fuerte; no presenta un color o apariencia anormales o no tiene un gusto muy ácido.

Antes de comer un yogur, deberá garantizarse que se ha conservado a unos 5 ºc o, según las indicaciones del fabricante, que el envase esté bien cerrado y, en el momento de hacer la compra, adquirir los que se tenga intención de consumir en el plazo indicado.

Chocolate: Es otro alimento que puede durar mucho tiempo. Es normal que comience a aparecer una capa blanca en él cuando está en contacto con el aire. No es moho, sino grasa cristalizada que se derrite y aflora a la superficie.

Huevos: Los huevos pueden durar entre tres y cinco semanas, manteniéndolos a una temperatura inferior a 5ºc en el refrigerador, ya que así se evita la aparición de salmonela.

Leche: Puede durar mucho si refrigera a una temperatura cercana a los 2ºc. Si se el a temperatura ambiente, los microorganismos puede dañarla si el envase está abierto.

¿Moraleja? Podemos comprar alimentos que nos van a durar más tiempo y que nos van a permitir no salir de casa más de lo estrictamente necesario y, en menor cantidad, otros perecederos que deberemos consumir los primeros o cocinarlos y congelarlos después para evitar que se pongan en mal estado y tener que tirarlos.

María Amaro es experta en Nutrición y autora de el Método Amaro.

Fuente: El Mundo

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