Aumento de los niveles de azúcar y colesterol, dificultades para respirar, apnea del sueño o problemas arteriales… El exceso de peso no solo tiene consecuencias directas sobre nuestra salud, física y mental, sino que también afecta a nuestra vida de manera importante en diversos aspectos, incluido el sexual.
Al ocasionar una disminución de la producción de testosterona en ambos sexos, se traduce en una reducción de la libido que se hace más patente en el caso de ellos.
Sin embargo, es necesario aclarar que el deseo sexual no depende solamente de la acción de esta hormona, sino que también se ve afectada por factores psicológicos específicos que provocan en cada individuo la excitación.
HOMBRES
Principal hormona sexual masculina, se estima que más del 10% de los hombres mayores de 40 a 70 años presenta unos niveles por debajo de los considerados como normales, dando lugar al denominado Síndrome de Déficit de Testosterona (SDT) o Hipogonadismo.
Además del ya citado descenso del deseo y de la actividad sexual (también se ve afectada la calidad de la erección), el SDT lleva asociado ‘efectos secundarios’ como:
- Disminución de la fuerza y de la masa muscular.
- La testosterona influye también en el cerebro, dando lugar a cambios claves como, por ejemplo, la producción de dopamina (un potente antidepresivo natural). También tiene relación con la acetilcolina, un neurotransmisor de la memoria. Además, suele vincularse niveles bajos de testosterona con depresión y ansiedad.
- Alteraciones de la piel y descenso del vello corporal.
- Descenso de la densidad de los huesos con aumento del riesgo de osteoporosis y fracturas.
- Incremento de la grasa visceral con obesidad abdominal.
MUJERES
Aunque en la respuesta sexual femenina influyen más los estrógenos y progesterona, la testosterona también está presente y estrechamente vinculada a los cambios de humor y la sensación de bienestar.
En el caso de ellas, la influencia del sobrepeso en la sexualidad depende de variables como el grado de obesidad; las enfermedades asociadas; la edad; los cambios hormonales; la llegada de la menopausia y el componente emocional.
ACTIVIDAD FÍSICA
A lo expuesto anteriormente habría que añadir que el exceso de kilos hace que llevar a cabo determinadas actividades físicas resulte extenuante. No hay que olvidar que el sexo es uno de los ejercicios cardiovasculares más completos que hay y que, sin un buen fondo físico, resulta tan complicado mantener relaciones sexuales de una duración prolongada como ejecutar determinadas posturas que implican más esfuerzo o flexibilidad.
CIRCULACIÓN SANGUÍNEA
En los hombres, el exceso de peso y el sedentarismo conducen a largo plazo a problemas de circulación y condiciones cardíacas que afectan al flujo sanguíneo, haciendo que éste sea más dificultoso y, por tanto, se traduzca en problemas para tener y mantener erecciones.
En las mujeres, estas complicaciones también afectan al placer sexual, ya que el flujo de sangre que llega al clítoris es menor de lo necesario para poder experimentar plenamente el placer y, quizás, llegar al orgasmo.
REPRODUCCIÓN
A nivel reproductivo, la obesidad se asocia con el aumento de la probabilidad de padecer ovarios poliquísticos, una patología que dificulta el embarazo.
En el caso de los hombres, los espermatozoides son mucho más lentos, aspecto que también afecta a la reproducción.
AUTOESTIMA
La autoestima es una clave fundamental en el desarrollo de la sexualidad. Los factores psicológicos y sociales son muy importantes para la aceptación de nuestro cuerpo y potenciar la seguridad en nosotros mismo.
La distorsión de la propia imagen puede llegar a dar lugar a una inhibición del deseo sexual por miedo a desnudarse ante otra persona.
¿QUÉ PODEMOS HACER?
El primer mandamiento sería abordar la obesidad de forma global, con una alimentación equilibrada y práctica de ejercicio físico.
Las dietas siempre han de estar planificadas por un médico. Tomar atajos como las llamadas dietas milagro para perder kilos de una forma rápida y drástica no es una buena idea porque, además de provocar ese temido efecto rebote, nos dejará sin fuerza.
Desequilibrios nutricionales, como la ausencia absoluta de proteínas o hidratos de algunas dietas, conduce a la tristeza, la depresión, a una bajada de endorfinas y serotonina y a la pérdida no regulada de estrógenos y testosterona, las hormonas que inciden en la sexualidad.
La eliminación absoluta de la grasa típica de muchos regímenes conduce, además, a disminuciones importantes de la testosterona. Ambos sexos, pero fundamentalmente los hombres, necesitas ingerir grasas saludables para poder tener una buena vida sexual .
¿Qué hacemos con el alcohol? Aunque una copa de vino puede estimular la libido, el consumo en exceso de alcohol puede afectar el desempeño sexual y la posibilidad de alcanzar un orgasmo, según señalan expertas de la Escuela de Medicina de Harvard en Harvard Health Publishing.
APOYO PSICOLÓGICO
La baja autoestima, la depresión y otras patologías relacionadas con el aspecto físico tienen que ser resueltas por el profesional adecuado.
No sentirse atractivo o sexy tiene un papel fundamental en la sexualidad y, desgraciadamente, la gravedad no es nada empática con nuestro cuerpo según vamos cumpliendo años, por lo que hay que intentar envejecer de la mejor manera posible y si es sin sobrepeso, mejor.
En el caso de algunas mujeres, sus relaciones sexuales también están marcadas por la forma en la que perciben los cambios producidos en sus cuerpos durante los embarazos, tras los partos o las cesáreas: cicatrices, aumento de peso, estrías, en algunos casos incontinencias (urinaria o fecal) tras un parto traumático.
Parar en algún momento del día y dedicarnos tiempo. Aunque parezca que es el ritmo habitual del día a día debemos tener tiempo para relajarnos y pasar tiempo con nuestra pareja.
María Amaro es experta en Nutrición y autora del Método Amaro.
Fuente: El Mundo