La
obesidad es un trastorno que afecta a un segmento creciente de la
población en los países civilizados del mundo, el nuestro incluido.
Como
problema de salubridad pública se ha constituido en una epidemia
desproporcionada y progresiva, por los datos suministrados por la
Organización Mundial de la Salud.
Las complicaciones de la obesidad
envuelven casi todo órgano y sistema en el cuerpo, incluyendo el
cerebro, al que puede afectar de manera peligrosa.
La respuesta
inmediata y anticipada a la espera de una recompensa es un aumento de
los niveles de dopamina cerebral, tanto en los perros de Pavlov, como en
los seres humanos. La dopamina acarrea la información necesaria para la
supervivencia, como son las alertas acerca de la posibilidad del sexo
reproductivo, de la cercanía de comida para alimentarnos, y como
igualmente lo hace cuando confrontamos peligros o sentimos dolor.
El
cerebro humano, por razones de adaptación, es un órgano muy sensitivo a
los estímulos provenientes de lo que nos proporciona seguridad y de la
comida, en especial. Existen pruebas de que cuando se presentan a
ciertas personas sus manjares favoritos, a los que hayan sido
previamente condicionados, se registra un aumento de dopamina en el
cuerpo estriado que es una región cerebral envuelta en la recompensa y
la motivación de comportamientos. Este incremento es simplemente
resultado de ver y de oler la comida. Esta es la respuesta idéntica que
se obtiene de adictos presentados con la misma situación. Se anhela
aunque no se pueda obtener.
La presencia del estímulo basta para desencadenar la reacción fisiológica.
Igualmente
en los cerebros de adictos a las drogas y en los de algunas personas
obesas se encuentra una reducción del número de los receptores de
dopamina D2 en el cuerpo estriado, si éstos se comparan con los de
quienes no abusan las drogas o con otras personas de peso normal.
Estos
hallazgos sugieren que el cerebro está, de alguna manera, tratando de
compensar por las oleadas repetidas de dopamina que recibe, resultado de
la estimulación constante provenientes de drogas o de comida, actuando
como droga.
Algunos experimentos demuestran que en personas adictas a
la cocaína, al alcohol, a los opiáceos, al azúcar y a otras sustancias
similares los receptores D2 están igualmente disminuidos.
Un estudio
demostró que algunas personas obesas poseen una eficacia gustativa
incrementada en respuestas provenientes de la boca, de los labios y de
áreas localizadas en la lengua.
Para los pacientes obesos, comer,
puede ser mucho más placentero que ningún otro reforzador natural,
incluyendo la actividad sexual.
Las adiciones no son asuntos de
capricho ni de actividad social. Sino que son respuestas reflejas
mediadas por la actividad cerebral a la ingestión de ciertas sustancias,
sean éstas alimenticias, recreativas, o ambas.
La comida como drogas y las drogas como comida
En
nuestro cerebro existen estructuras localizadas en el sistema límbico,
conocidas como “centros de la recompensa”. Éstos, así se designan,
porque, cuando ciertas sustancias entran en nuestros cuerpos o cuando
nos envolvemos en actividades de naturalezas excitantes, los centros de
la recompensa nos “premian” por medio de la descarga estimulada por
neurotransmisores en nuestra sangre – resultado de lo que ingerimos –
que nos producen placeres enormes de naturaleza gustativa y sensual. Lo
que hace que procuremos las materias estimuladoras asiduamente.
Si
tomamos el caso de una comida cuyo sabor produce una descarga en el
cerebro de índole positiva. El resultado será que, a medida que esta
comida se reintroduce en nuestros cuerpos, el cerebro desarrollará un
“arco reflejo” que involucra la presencia de la comida, la anticipación
de comerla, y el deseo de ingerirla, culminando en la urgencia de
procurarla y la necesidad de consumirla.
Las drogas actúan asimismo
estimulando de manera más vigorosa los mismos centros del placer y de la
recompensa que ciertas comidas excitan. Pero, por la rapidez con que
las drogas entran el cuerpo y por la intensidad de su acción, su
potencial de adicción es mucho más potente.
En los obesos se ha
demostrado que la pujanza por la comida es tan poderosa que impide toda
habilidad para ejercer control, desencadenando los interminables
empaches, tan amargos en su conclusión final.
Luego si consideramos
la obesidad como una adicción, habrá que tratarla como tal: habrá que
tratar la obesidad “pensando”: HAY QUE TRATAR LA OBESIDAD COMO UNA
ENFERMEDAD Y COMO TAL TIENE QUE SER SEGUIDA POR UN EQUIPO MÉDICO
ESPECIALIZADO Y COMO ADEMÁS TIENE UN COMPONENTE ADICTIVO DEBE SEGUIRSE
ACOMPAÑADA POR TERAPIA PSICOLÓGICA DIRIGIDA SI SE CREE CONVENIENTE
COMO TRATAR A UN PACIENTE OBESO EN CONSULTA
Los tres pilares básicos son:
EJERCICIO: El ejercicio por sí solo, incluso aunque sea moderado, eleva el metabolismo, hace sentirte más activo y con más energía, mejora la autoestima, ayuda a dormir mejor… La práctica de cualquier deporte ayudará a que el paciente se sienta mejor, con más fuerzas y más seguro de sí mismos. Conseguir que el paciente obeso haga ejercicio es uno de los retos más difícil. Evidentemente en pacientes con un IMC muy elevado hacer ejercicio les es difícil, pero sólo la idea de planteárselo ya es una meta | DIETA SALUDABLE: A pesar de que el paciente ingiere menos calorías y que tenga restringidos muchos alimentos, una alimentación equilibrada y saludable hace que se sienta mejor. Al incluir vegetales, frutas y otros alimentos frescos, el paciente está mejor alimentado que antes de ponerse a dieta. Si la dieta es adecuada no tiene por qué sentirse cansado, falto de energía o de mal humor. Al contrario, el paciente tendrá digestiones mejores al evitar los atracones y su cuerpo estará mejor cuidado que nunca. | AUTOESTIMA: El hecho de que el paciente se cuide es el mejor regalo que puede hacerse a sí mismo.Conseguir que el paciente deje de ver la dieta y el ejercicio como un castigo es todo un reto. En realidad es una manera de cuidar su cuerpo, de demostrase a si mismo que le importa, que se quiere y que se preocupa por estar bien. Esta visión del cuerpo como algo valioso y de nuestros esfuerzos como una lucha por mejorar y sentirnos mejor con nosotros mismos elevará la autoestima de nuestros pacientes y los hará sentirse más felices y seguros. |
A LA HORA DE TRATAR A UN PACIENTE OBESO PUEDEN SURGIR ALGUNOS PROBLEMAS:
¿Cómo resistir a las tentaciones? Aunque el paciente tenga una dieta sana y equilibrada y esté tan bien diseñada que no le haga pasar hambre, nos quedará el problema de resistir las tentaciones. Hay muchos alimentos, que se contaban entre los favoritos, que ahora estarán prohibidos en su dieta y no siempre tendrá la fuerza de voluntad y motivación suficiente como para decir que no. | Comer sin sentido: Cómo superarlo A pesar de que el paciente se encuentre muy motivados y disciplinados y este siguiendo nuestra dieta al pie de la letra, debemos ser conscientes de una cosa: tarde o temprano el paciente cometerá un error. Prácticamente el 100% comete el error, no es el fin del mundo. Un día u otro el paciente se encuentra en una situación en la que no puede o no sabe manejar (mejor dicho) evitar comer de más, saltase la dieta o incluso pegarse un atracón. Después llegarán las lamentaciones, las culpas por la falta de control y el sentirse mal durante el resto del día. Esta ansiedad producida por la culpa y esta generalización de los errores pueden llevar al abandono de la dieta. A todo paciente, y en especial al paciente obeso hay que darle las herramientas necesarias para poder solventar estas situaciones | Las revistas de perdida de peso pueden sabotear nuestras dietas Según estudios científicos recientes, la simple visión de la comida excita nuestro sistema nervioso, despertando nuestro apetito. La visión de alimentos ricos en azucares, hidratos de carbono y grasas provoca una bajada del azúcar disponible en nuestro organismo, ya que nuestro cuerpo se prepara para recibir las nuevas calorías que él cree que estamos a punto de consumir.Esta activación de nuestro organismo no se despierta tan sólo con la visión de los alimentos reales que tengamos enfrente, dispuestos a ser consumidos al instante. La simple imagen de alimentos en televisión o en una fotografía dispara la misma respuesta fisiológica. Hay que tener en cuenta además que las personas obesas sienten una mayor activación de su sistema nervioso al ser expuestas a estos estímulos. Evidentemente teniendo en cuenta que el paciente obeso suelen idealizar los alimentos que tienen prohibidos, recordándolos con mejor sabor que el real, y que suelen obsesionarse con ellos, mostrarles la causa de su obsesión y provocarles respuestas fisiológicas de hambre no parece la mejor manera para ayudarles a resistir la tentación. Algo similar ocurre con las dietas milagro que aparecen cada día que hacen dudar al paciente si su largo camino realmente merece la pena, o no sería más fácil volver a esa nueva dieta que ha salido que en “10 días pierde 20 kilos”. |
Al paciente obeso, como a cualquier paciente HAY QUE ENSEÑARLE A ESCUCHAR SU CUERPO
Una de las causas de la obesidad mórbida
es la incapacidad que tiene la persona para escuchar las necesidades
reales de su propio cuerpo. Al haber ignorado las sensaciones de hambre y
saciedad durante años, su mente ha dejado de percibirlas. Esto puede
haber sido causado por ser obligado a comerse todo lo que había en el
plato ignorando la sensación de saciedad, por haber sido premiado con
comida tuviese hambre o no, por utilizar la comida para satisfacer
estados de ánimo negativos como la tristeza o la ansiedad…
Como resultado de todo esto, la persona acaba comiendo mucho más de lo
que su cuerpo necesita y le pide. Esta característica, además, dificulta
el seguimiento de la dieta, ya que la persona puede creer
que tiene hambre cuando en realidad tiene sed, ansiedad o aburrimiento y
no identifica cuándo podría parar de comer.
Por ello,
es necesario aprender a escuchar al propio cuerpo. Este aprendizaje
requiere un entrenamiento constante que se basa en los siguientes
puntos:
Pregúntale a tu cuerpo: Reflexiona sobre lo que sientes. Piensa hace cuánto tiempo has comido y cuánto y si es lógico que tengas hambre o no. | Aprende a distinguir la sed del hambre: Esta confusión es muy común entre las personas obesas. Su cuerpo en realidad está pidiéndoles que beban pero ellos, al haber pasado tanto tiempo ignorando sus necesidades reales, lo identifican como hambre. | Identifica las situaciones en las que comes por costumbre: Podemos haber asociado algunas situaciones con el acto de comer, por lo que, en cuanto estemos en alguna de ellas, sentiremos hambre inmediatamente. | Aprende a identificar tu sensación de saciedad: Para ello es necesario que comamos lentamente, fijándonos en lo que estamos haciendo. Le indicamos que mastiquen lentamente los alimentos y no metan más en la boca hasta que hayan tragado el bocado anterior. |
COMO DIFERENCIAMOS ENTRE APETITO Y HAMBRE
APETITO 1. ES SELECTIVO siempre nos pide comer un alimento en concreto, está relacionado con el deseo y el antojo. 2. Aparece de forma REPENTINA, de un momento a otro, con rapidez. 3. Genera mucha ansiedad porque necesita ser SATISFECHO INMEDIATAMENTE 4. NO DA SACIEDAD, no tiene fin e impulsa a seguir comiendo a pesar de estar lleno. 5. Produce mucho MALESTAR FÍSICO, sentimos mucha ansiedad irritabilidad si no comemos. | HAMBRE 1. NO ES SELECTIVO solamente nos pide comer alimentos para satisfacer el hambre 2. Aparece de forma GRADUAL 3. No necesita ser SATISFECHA RAPIDAMENTE puede esperar y controlarse por un tiempo 4. SI DA SACIEDAD una vez satisfecho no necesitamos comer más. 5. No produce MALESTAR FÍSICO, es simplemente una necesidad fisiológica. 6. Aparece en situaciones normales, el hambre surge en momentos en que nuestro organismo está relajado y preparado para recibir un alimento. 7. No sentimos CULPA, nuestro organismo manifiesta que está satisfecho y lleno de energía. 8. Es producto de la falta de nutrientes en nuestro organismo. |
¿POR QUÉ SE DESVANECE LA FUERZA DE VOLUNTAD EN LAS DIETAS?El
paciente comienza encontrándose motivadísimo, con una fuerza de
voluntad capaz de mover montañas. El paciente se dice a si mismo que
esta vez es de verdad, que esta psicológicamente preparado, que será
capaces de resistir cualquier tentación y aguantar la dieta hasta
conseguir los resultados que nosotros le hemos propuesto.
Los
primeros días todo va de maravilla: el paciente es capaz de decir que no
incluso a sus alimentos preferidos, algunos de ellos empiezan a
practicar algún deporte y siguen el plan alimenticio al pie de la
letra. La báscula les recompensa y empiezan a verse mejor. Todo parece
ir según el plan diseñado. Pero, según pasan los días o las semanas, esa
fuerza de voluntad empieza a debilitarse. El paciente comienza a
picotear, deja de hacer ejercicio
Hay que fijarse objetivos a corto y medio plazo: Aunque tengamos en la cabeza el peso y la figura que queremos llegar a conseguir, esa meta a largo plazo no servirá para mantenernos motivados y con nuestra fuerza de voluntad a pleno rendimiento durante semanas o meses. Si sólo tenemos en cuenta el objetivo final, nos desmotivaremos en cuanto la báscula nos enseñe que una semana no hemos bajado nada o en cuanto veamos que el ritmo de adelgazamiento disminuye. |